miércoles, 4 de noviembre de 2015

LOS DIAS PASABAN DE A POCO

Y las ilusiones, martilleaban los corazones de los soldados oprimidos
oprimidos, pero voraces de plantas que insuflaban los ánimos
con tormentosos y gustosos resquebrajos de la voluntad
En fin, que todo ahí, en la ciudad remota y perdida a tus pies
era bello.

Los cinceles de una voz queda, tímida y saltarina también hacían lo suyo:
Un día, liberaron tal cantidad de recuerdos eróticos y malversados abrazos
que hasta las catedrales mas orgullosas respiraron el aroma intenso del sentimiento

Ahí estaban mis estropeados zapatos platicando con los relucientes sueños,
apuestas, vítores, deslenguados malabares psicodélicos

Y un hambre total de piel. Y una felicidad exultante, tirana, me hacía orar:
Ofrezco un reclamo en oración, un ruego eterno por aquellos corazones perdidos
y encontrados por mí
en mi recóndita locura
en mi intento por ser fraterno,
humano
eterno
un retazo de verdad

Ofrezco entonces, una clonación de mi ser feliz
lo ofrezco a esta hermandad desesperada
y a los sueños que palpitan, bajo tu falda
a tu corazón inmenso
y a tu linda mirada.

A.R.