Si todos los días corrieras fresca y radiante
entre pinos, eucaliptos, abetos y cipreses
si todas las lluvias vinieran a visitarme
mientras escribo
y trajeran la fragancia de la vida,
la corona que se asienta en nuestras almas
y silente, nos transforma
Si las letras, las luchas, los abrazos sin sentido
las oportunidades no vistas y aún las que hemos visto
el calmoso transcurrir de las noches y los días
con sonrisas
con caminos aún no recorridos
Si el trabajo
me animara y me trajera como ahora
esta inconsciencia mística
este trajinar de la mente presurosa
esta sonrisa beatífica
Si el aire me empujara y levitara
hacia prados naturales
inflamados de verdor y de alegría
Si mis labios como plegarias, te tocaran mientras duermes
y escribiera, como hoy, algo de poesía
serías eterna y compañera
amiga animosa habitando las almas
que nunca te olvidarían.
A.R.